¿Por qué lo dice, Sr. Alonso?

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Sr. Alonso:


Acabo de leer su ultimo “alerta” titulado “REA-FIRMAZO: ¿GRACIA O MORISQUETA” y me he quedado sin habla. De hecho, no sé si podré seguir leyéndolo pues sus últimos ensayos me deprimen enormemente. Acepto la posibilidad de que los chavistas intenten amenazar a nuestros dos representantes en el CNE para que se cuadren con cualquier trampa que ellos harán para quedarse con el poder, evitar ir a la cárcel y desmontar así el peligro del referéndum revocatorio de una vez y para siempre, pero ¿por qué lo dice? ¿No cree que le esté dando ideas al enemigo?

Se ha venido contemplando que si un auto golpe, que si un llamado a un estado de sitio, etc, sin embargo, como dice usted, lo único que tendrían que hacer los chavistas sería amenazar a estos dos individuos y a su familia para salir legal y constitucionalmente airoso de este asunto. Es tan sencillo que me espanta. Pero, por favor, no lo diga, no vaya a ser que ellos no se hayan dado cuenta de lo fácil que es dejarnos a todos con los crespos hechos.

Su hasta hoy fiel lectora,

Mariela S.

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Amiga Mariela,

¿Qué le pasa, tiene usted complejo de avestruz? Si todos pensamos como usted, amiga Mariela, sería mejor entregarle las llaves de este país y de nuestras pertenencias al Sr. Castro y enclaustrarnos en un convento de monjes en el Himalaya, donde el sol es meramente decorativo y sólo reinan el silencio y la paz.

No, amiga Mariela. No le estoy dando ideas al enemigo. El enemigo tiene todo un baúl lleno de grandes ideas que ha venido recolectando - e implementando - por cada rincón del globo terráqueo. Como sé el modo de pensar de Castro, porque he venido padeciendo DIRECTAMENTE los efectos de sus acciones a lo largo y ancho de mi vida, sé que la opción del uso de la amenaza le ha dado grandes resultados, sobre todo: en Venezuela.

Verá usted. En 1976 fue derribado el último de los tres aviones DC8 que empleaba Castro para enviar a su ejército de ocupación a Angola. Dos venezolanos (Freddy Lugo y Hernán Ricardo) un cubano-venezolano (Luis Posada Carriles) y un cubano (el Dr. Orlando Bosch) fueron acusados de aquel horrendo crimen donde perdió la vida (junto a 68 seres humanos más) el equipo de esgrima que había triunfado en unas competencias en Venezuela.

Los cuatro indiciados mencionados fueron apresados inmediatamente. Al cabo de los cuatro años de juicio, el Fiscal Militar de Consejo de Guerra de Caracas pidió la absolución de los procesados alegando una absoluta falta de pruebas, las cuales, de hecho, eran inexistentes. Los acusados por la voladura del avión cubano saldrían en libertad plena tan pronto como la Corte Marcial ratificara la sentencia absolutoria de primera instancia. Fidel Castro echó para atrás esa decisión soberana pronunciando en un discurso - ante un millón de cubanos - las siguientes palabras:

“No caben aquí excusas ni pretextos de ninguna clase. Todo el mundo sabe que ellos fueron los autores del sabotaje, todo el mundo lo supo desde los primeros días y las pruebas eran irrebatibles; las autoridades venezolanas saben que están absolviendo a los culpables. Si son liberados en definitiva los autores de ese repugnante y monstruoso crimen, Cuba considerará a ese fiscal, a esos jueces y fundamentalmente al gobierno de Venezuela, como los responsables del monstruoso crimen cometido el 6 de octubre de 1976.”

¿Resultado? Las Fuerzas Armadas de entonces debieron haber sacado cuenta. Castro había enviado a Angola (al otro lado del mundo) un contingente de por lo menos 180 mil soldados fogueados en las más crueles guerras y escaramuzas. Si hoy esas mismas FFAA no pasan de los 60 mil hombres, mal armados y peor entrenados, supongo que 23 años atrás lo que tendrían sería un equipo de futbolito. La sentencia jamás fue ratificada y al pasar los años se descubrió que el General Elio García Barrios, para entonces el Presidente de la Corte Marcial que debió haber ratificado o no la sentencia, se la pasaba en Cuba abrazándose con Fidel Castro. En consecuencia, el juicio sobre la voladura del avión cubano duró DIECIOCHO AÑOS. Venezuela – según me dijo en entrevista para la televisión el Dr. Asdrúbal Aguiar – fue condenada DOS VECES por la OEA por violar los derechos humanos de los cuatro procesados. Claro, cuando los derechos de cuatro gatos son violados, el pueblo no tiembla porque – como usted – tiene complejo de avestruz. Sin embargo, la violación de los derechos a UN SOLO CIUDADANO debería ser suficiente como para alarmar a toda la nación, porque al pasar los años… tal y como terminó sucediendo, las próximas víctimas podrían ser los habitantes de Los Semerucos, de Anaco… o el General Rafael Alfonzo Martínez y al final: Venezuela entera.

Pero hay más, mi querida amiga… mucho más; como para que sus pesadillas no terminen nunca. En la noche del 11 para el 12 de abril de 2002, mi General Efraín Vásquez Velasco, hizo preso al Teniente Coronel Hugo Chávez Frías (quien estaba en un proceso de renunciar a la presidencia de Venezuela si lo montaban en un avión y lo enviaban, cual bulto, para Cuba). Para proteger su vida, Vásquez Velasco (un general de División que para entonces fungía de Jefe del Ejército) lo encerró en un cuarto y puso a dos jóvenes oficiales a que lo custodiaran con sus vidas.

Al día siguiente, cuando el General Vásquez Velasco se vino a dar cuenta, Hugo Chávez Frías había desaparecido en manos de sabría-Dios-quién. Después supimos que se lo habían “robado” los muchachos de la Armada (la Marina de Guerra venezolana), según “y que” para lanzarlo desde un helicóptero desde donde se “suicidaría”… y muerto el perro terminar así con la rabia. Pero no. Faltó un detalle muy importante que modificó la historia contemporánea de este país y para siempre: el General Efraín Vásquez Velasco recibió una llamada del Comandante en Jefe de la República Socialista (comunista) de Cuba: FIDEL ALEJANDRO CASTRO RUZ en la cual le decía (directamente o a través de su embajador) que si algo le sucedía a su “hijo putativo” Hugo Rafael Chávez Frías, él y todos los generales de “esa mierda” (entiéndase Venezuela) estarían en segundos acompañándolo en las pailas del infierno. Para cuando mi general recibió esta llamada, ya Hugo Chávez no estaba bajo su responsabilidad (ni sabía quiénes lo tenían en “custodia”), pero quienes fueran, poseían también (al igual que Vásquez Velasco) celulares a los cuales llamar para poner el parche antes de que saliera el hueco.

Esta increíble (para otros) anécdota me la contó en privado el General Efraín Vásquez Velasco el día en que nos conocimos y compartimos una agradable velada de unas cuantas horas… él y yo: solos. Hoy, en honor a la verdad y ante el peligro de que fuese a suceder algo similar – POR TERCERA VEZ, que sepamos – me siento en la sagrada obligación de hacer público este histórico acontecimiento. No sabemos a cuántos generales y almirantes habrá llamado Fidel Castro aquel 12 de abril de 2002 porque no todos son tan honestos como mi General Vásquez Velasco como para decirlo o mantenerlo archivado en sus respectivos discos duros del CPU de sus conciencias…. tal vez le bastó al sátrapa antillano una sola, simple, sencilla y corta “llamadita” al líder del grupo que se alzó con el Presidente-en-vías-de-renunciar, a fin de cambiar el curso de la historia de un país, para la desgracia de millones de personas y millones más que estarán por nacer en esta tierra de gracia que dejó sin habla al propio Cristóbal Colón hace hoy quinientos once años y unas horas, exactamente.

No hace mucho envié a la red mi artículo titulado “RECORDAR ES VIVIR”. Si hacen clic sobre el título podrán empaparse más de las técnicas de amedrentamiento que Castro ha empleado en Venezuela.

De tal manera, mi querida amiga Mariela, no estoy divulgando nada que no esté ya en la mente de ese monstruo que parió Cuba para desgracia del mundo entero; un ser superdotado, despojado de todo sentimiento humano que sabe entender la miseria y debilidad de sus enemigos, más allá de lo que cada uno de nosotros nos pudiéramos imaginar.

Sra. Mariela. Yo tengo cuatro hijos venezolanos y un montón de recuerdos sembrados junto a mis abuelos muertos en este país. Yo no quiero una segunda Cuba en Venezuela. Escribo con ironía, sin ironía… con lágrimas en mis ojos y mucho temblor en mis dedos, porque yo – amiga Mariela – vivo aterrorizado. Solamente quiero gritarle a este pueblo de la mejor manera que sé y con los modestos medios que tengo (porque junto a todos aquellos que tenemos el mismo discurso me veo cercenado y vetado por los medios de comunicación masiva en este país que hoy es tan mío como cualquier venezolano, pues llevo en él 42 años y llegué a él cuando acababa de cumplir los once) todo lo que sé sobre el CASTRO-COMUNISMO INTERNACIONAL, la versión más macabra y perversa del comunismo y, experto en fracasos - como somos todos los cubanos anti-castristas – evitar los que están de anteojito, a punto de producirse aquí… como es el caso con respecto al REA-FIRMAZO que hoy nos ocupa.

Créame que no hay nada “blindado”, como una vez le oí decir sobre el RR al hoy gobernador Enrique Mendoza. Cagarse en el alma de este lindo pueblo sería para la bestia del Caribe más fácil que pelar mandarinas con las uñas largas… ya lo ha hecho en muchas oportunidades, no veo razón para que lo deje de hacer ahora, cuando le queda poco tiempo de vida, necesita más que nunca de Venezuela para poder seguir prendiendo los motores de su infrahumana revolución y nos tiene a todos acorralados en su feo puño coronado de unas largas uñas sacadas de los personajes de horror de cualquier cuento macabro emanado de la pluma de Edgar Allan Poe.

Caracas 12 de octubre de 2003